De la curva de su sonrisa colgaban coloridos banderines que revoloteaban alegres y juguetones. Ese día el cielo estaba más azul y con horizontes despejados. Se atrevió a saltar a la otra orilla y se dio cuenta de que en ese lado también había fiesta. Decidió ser guirnalda que acuna la brisa y que brilla con el sol y con la luna llena.
Ser alegría para los demás y color en las sombras es posible si nadie corta el hilo que sostiene la felicidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario