Hoy he vuelto a sorprenderme hablándole al silencio, a esa omisión de contacto que me turba cuando intento decirte, preguntarte o confesarte algo. Y es esa calle muda que atravieso, ese techo callado al que me dirijo y ese espacio insonoro, el que recoge mi sonrojo y desencanto. Empieza a ser costumbre lanzarle palabras al viento y que intactas de atención me devuelvan la nada. Pasada la vergüenza, espero que ningún vecino o desconocido me haya pillado desprevenida en mi desvarío; no quiero que piense que estoy loca por hablar sola...pero también espero, con todas mis ganas, anhelosa, que tú sí me hayas escuchado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario