El crujir de las hojas les recuerda lo solos que
están. Se sientan a descansar en un banco. Con apatía toman su móvil y repasan
las notificaciones que escupen las redes sociales y el correo electrónico. Cinco
“me gusta” para alimentar el orgullo, dos seguidores más para la buchaca, un
solo retuit que poco ayuda a la autoestima y tres spam. Aceptan sin recelo a algún
atractivo amigo que llama a la puerta digital. Se hacen un selfie que titulan “siempre
juntos” y le añaden la guinda de un feliz emoticono. Al agonizar la batería de
uno de los móviles recuerdan matar la soledad entrelazándose las manos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario