viernes, 23 de junio de 2017

CAPRICHOS NOCTURNOS

La luna brilla en esta recién estrenada noche de verano, una noche que ha llegado de repente, por la espalda; trae el final del día y el tiempo se derrama y se esconde. Algo termina, pero cabe esperar que también algo comience en un crepúsculo que invita al amor, a la placidez, a la pasión y a confidencias repletas de sueños. Mutan los colores vivos del ocaso a transparentes, pero se muestran igual de relucientes por la lluvia de estrellas que nos decoran este momento de felicidad que llega de la mano de tus caricias. Pido un deseo, y lo suelto al aire sin pudor; lo comparto con picardía a modo de burbuja para que explote en la punta de la nariz del geniecillo e invada todo con el aroma del sándalo de tu piel. Como me lo negará, porque traspasaría la dicha permitida, le soborno prometiendo lustrar el bronce y azuzar la llama de la lámpara con el aceite necesario que la mantenga siempre viva. Le enternezco y aunque se opone a mi capricho, me obsequia con la enseñanza de olvidar los sueños para saborear plenamente este momento antes de que me lo robe el amanecer.   

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