lunes, 19 de junio de 2017

MERCANCÍA

Sin beso de buenas noches te quedas. Aunque estés acostada y en camisón de satén. Aunque no te falte compañía. A pesar de haber escuchado, hace un instante, que eres una diosa. Aunque te acabe de acariciar con más morbo que ternura. Sólo deseas que se vista y se marche cuanto antes; que deje sus billetes arrugados, a ser posible sin pegotes de licor, y que cierre la puerta sin violencia. Al menos se ha desfogado sin peticiones extravagantes. Mientras te duchas, lloras, porque sabes que otra noche, aunque duermas, será imposible que puedas soñar.

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