martes, 11 de julio de 2017

CURRUSCO

Tus besos saben a currusco de pan que siso de la barra recién hecha y recién comprada camino a casa. A un primer mordisco de corteza crujiente le sigue un segundo bocado de miga algodonada aún templada. Saltan alegrías como las migajas que se desprenden para pegarse a mi pecho. De tus besos siempre quiero más, como del pan que ahora miro con ojos traviesos mientras mis dedos vacilan con un ademán si coger un trocito más, desistiendo en el último instante. Me contengo. Llena de impaciencia me lanzo a tu boca según abres la puerta; pero antes de besarme muerdes una miaja que hace equilibrios en la comisura de mis labios. Compartimos sabor.

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