miércoles, 6 de junio de 2018

BOBADA

"Escriba una frase, lo primero que se le ocurra". Tras un período de sequía, he tenido que recurrir a este juego, para volver a agarrar un instrumento de soltar palabras, un boli desafinado. Pienso un largo rato para que se me ocurra algo bonito, y nada oye, tan sólo consigo poner una palabra que ahí queda, sola en la nada del folio, sin sentido ni razón. Compruebo que el boli tenga tinta y lo intento una vez más, pero es mi mente la que no tiene ganas, me siento aturdida. Sé que necesito imperiosamente escupir algunos miedos, varias lágrimas, diversos tacos y alguna que otra agonía, pero es misión imposible. Sigue sin verbo ni predicado el sustantivo que acabo de escribir. Me esfuerzo, pienso, desenfundo de nuevo el boli y no acierto; miro con tristeza esa palabra huérfana que navega a la deriva por el renglón. Vuelvo a apuntar una vez más pero no hay balas ni para una coma. Ya del punto ni hablemos, ¿dónde se habrá escondido? Echo la culpa a la hoja y me consuelo; nunca me gustaron los folios de cuadrícula, siempre he dicho que no puede salir ni un párrafo redondo de ellos. Me lamento de haber despedido, porque sólo me chivaba frases cursis y ñoñas, a mi última musa. ¡Al menos eran frases completas, jolín! De eso hace más de tres meses y he rechazado cualquier altruista ayuda de otro ser mitológico; recuerdo que a un duendecillo que intentó acercarme el estuche mientras me lanzaba un folio en blanco contra la cara le cerré la pantalla del ordenador en sus redondas narices. Y desde entonces, no he afilado ni un lápiz. Me digo, escribir es una bobada, y eso es precisamente lo único que he podido anotar, "bobada", esa palabra. Tras unas horas de angustia decido dejarlo así. Me disfrazo de moderna esnob y me marco esta sobrada que ni un experto en jeroglíficos podrá entender, y me río mientras imagino a la gente leyendo "bobada" y sacando conclusiones extravagantes y rebuscadas que nada tienen que ver con la realidad, con la triste explicación de esa insulsa y solitaria palabra de la que nace el microrrelato más corto de la historia y también la bobada más grande jamás escrita.

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