viernes, 1 de abril de 2016

LA ESTACIÓN SEPIA

Llegó el otoño con sus somnolientas horas y con anocheceres que cada día, curiosamente, se presentan más madrugadores. Y llega la apetencia al cobijo y a la renovación. Sutil es el baile de las hojas hasta tocar el suelo. Cadencioso el ritmo del calendario. Y crujiente la ovación de aplausos que arrancan nuestras pisadas sobre la manta de ramas y hojas secas para llenar de sonoridad nuestro camino. De un festival de ocres se tiñe nuestra mirada y de rocío leve nuestra alma. Llegó el otoño con una algarabía, menos descarada, pero igual de bonita y perdurable.

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