viernes, 17 de junio de 2016

Letras 7

Los árboles se balancean con el viento. Yo también me convierto en brisa que acude a tu ventana para mirarte a través de los cristales, te contemplo y deseo tu cuerpo. Me cuelo por la rendija de una ventana entreabierta y avivo la leña del fuego de tu hogar, te recorro como una caricia fresca mientras muerdes la almohada de placer. Tus manos se agarran a las arrugas de las sábanas que te cubren y te desnudan y me recuesto a tu lado, en tu cama, en silencio, apreciando cómo escapa sigiloso el tiempo y cómo me atrapa el susurro de tu compañía. 

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