miércoles, 4 de mayo de 2016

8 CARICIAS

En mi bolsillo interior, en ese en el que se guarda con mimo las cosas de valor que temes perder y que por el contacto directo con tu cuerpo controlas que siguen ahí, en ese, atesoro la colección de caricias que me has regalado.
La primera precedió a nuestro inicial abrazo, recorrió mis hombros y me balanceó de sentimientos.
Con la que me obsequiaste en segundo lugar, no fue fruto de tus manos, me la concedió tu lengua mojando mis pezones, los humedeciste y me humedeciste.
La tercera la noté en mi mano cuando se anudó a la tuya y me anclaste a tu vida.
La cuarta viajó a lo largo de mi espalda hasta llegar a mis nalgas, allí tus manos se agarraron con fuerza para equilibrar el ímpetu de nuestros sexos unidos.
De la quinta, silenciosa y privada, sólo me percaté yo y mi muslo en donde se posó por debajo de la mesa; significaba: "estoy aquí a tu lado, no temas, todo está bien y te quiero".
La sexta me acunó mientras dormía junto a ti, dotó a mis sueños de una dulzura y bienestar exquisitos.
La séptima es insistente y me la otorga tu voz con cada piropo, con cada delicadeza, con cada palabra cariñosa que me lanzas.
La octava se enmarañó en mi pelo mientras me besabas con emoción, desordenó mi rutina para convertirla en pura vida.
Ocho caricias, ocho porque es fácil hacerlas eternas; tan sólo tengo que virar su sentido 90 grados en dirección al corazón y el número se convierte en infinito; como infinito es mi deseo de acariciarte...

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