Somos el producto de nuestro pensamiento. Nuestras emociones internas nos construyen. Si solamente creamos amarguras, rencores y negaciones, nuestra vida será una casa en ruinas. Si por el contrario somos creadores de amor, alegrías y certezas, nuestra casa será sólida, llena de flores y de luz, con bellas vistas y espacios que te abrazan.
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